miércoles, 28 de marzo de 2012

Estoy en mi trayecto de vuelta a casa, como todos los días. No es un día especial, de echo es uno de esos días en que solo tienes ganas de dormir. Me subo al autobús, enciendo mi música y espero.
De repente me cruzo con la mirada desconsolada de un anciano que se da la vuelta para observar a un niño que habla con su madre, en ese tono que te obliga a sacar una sonrisa, e instintivamente yo hago lo mismo, escuchando esas palabras tan sabias que solo los niños saben decir.
El anciano esboza una sonrisa, y, dándose la vuelta hace un gesto que puedo jurar que dice algo así como... "Ojalá pudiera volver atrás".
Vuelve a mirar y esta vez observa la escena como quien ve una película en blanco y negro,
como quien se reconoce a sí mismo en aquellos ojos inocentes que solo buscan la aprobación de su madre como único premio.
El niño y su madre se bajan del autobús y, como si de golpe le arrebataran su niñez y le devolvieran a la realidad, mira el estrechar de esas manos tibias y pequeñitas marchándose,  mientras que su sonrisa parece esfumarse junto a ellas.
Seguimos el viaje para no entrar en contradicción con la vida y, en contradicción con sus sentimientos, el anciano mira al frente y, sin ganas, se agarra a las barras del autobús; ha llegado su parada. Baja el escalón y mueve su vida a paso lento, como quien mueve una marioneta vieja, sin fuerzas en las piernas ni en el corazón, sin poder evitar pensar como se pasa la vida, qué fuimos y qué somos hoy.
Se va entonces, con su vida y sus nostalgias, llevando en esos ojos grises y en sus manos ya, algo arrugadas toda su vida, de la cual con tan solo miradas y medias sonrisas me ha echo partícipe.
Se cierra la puerta y seguimos el viaje, y es entonces cuando me doy cuenta de la sonrisa de tonta que llevaba puesta desde el momento en que vi esos ojos, y me pregunté, por qué vivimos tan rápido, cuando lo realmente importante está sucediendo ahora mismo. Aquí, en tí.

1 comentario:

  1. Esos momentos en los que somos ''espectadores'' de escenas tan... Dios. Hay personas que no lo hubiesen visto como tú, pero, es genial como lo ven todo tus ojos.

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