Nadie tuvo más razón que aquel que dijo "Cuando caigas una vez, levántate ocho" y es que la vida no es más que una continua carrera en busca de nuestra felicidad. Son pocas las veces que la alcanzamos, y son muchas las veces que ni nos damos cuenta de ello. Tenemos la extraña manía de pensar que antes siempre era mejor que ahora, que ya nada volverá a ser como antes. Pero, es que si nos quedáramos en el pasado no tendríamos la posibilidad de alcanzarla. La meta. El único objetivo por el que estás aquí, por el que respiras y por el que tu corazón palpita. ¿Puedes oírlo? Pum pum. Pum pum. Sin darte cuenta la persigues, la buscas, la deseas, la necesitas. Inconscientemente diriges tu vida hacia ella, la dedicas a ella, vives por ella. Ya la tienes. Ahí está. ¿La sientes? Pum pum. Pum pum. Dicen que la felicidad plena no puede alcanzarse, que no hay un momento preciso en el que llegues a ella. Yo creo que sí. Eres feliz en milésimas de segundos. Eres feliz en medias sonrisas que se escapan de su boca, y de la tuya. Eres feliz en su mirada y en un abrazo. Eres feliz en cada reencuentro y en cada amanecer que ven tus ojos. Eres feliz cuando sus latidos son tan fuertes que ya ni si quiera escuchas los tuyos. Él también es feliz. ¿Lo oyes?
Pum pum. Pum pum...
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